NUEVA PROPUESTA SOBRE LA CLASE DE RELIGIÓN

En pleno debate sobre la LOMLOE, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha hecho una nueva propuesta sobre cómo podría integrarse la clase de Religión en la nueva ley educativa. Una propuesta que pudieron presentar los obispos en persona a la ministra Isabel Celaá al principio de verano y que en este momento está estudiando el ministerio de educación.

¿Cuál es el resumen de la propuesta?

A falta de mayores concreciones, pues seguramente estas deben ser fruto de un diálogo entre las dos partes, la CEE plantea un modelo educativo en el que la asignatura de Religión queda recogida en un área destinada a la formación integral de la persona. La propuesta presentada parte del principio de que todo alumno debe tener una formación integral, que implica, además de la formación intelectual, su formación moral, relación con el entorno, compromiso con la sociedad, maduración de todas las facetas de su personalidad, etc. La necesidad de este tipo de formación está recogida en las leyes españolas y europeas. De hecho, los más recientes estudios de PISA indican que España es puntero en estos indicadores.

Esta educación integral no debe ser privativa solo de los alumnos de Religión, sino que debe llegar a todos los alumnos, y el Gobierno debe articular un área para que todos la puedan recibir.

La propuesta de la CEE arranca de ese principio y plantea al Gobierno que cree un área, con objetivos comunes, que se puedan impartir desde las distintas confesiones e identidades culturales de los alumnos, con los profesores adecuados para ello. En el caso de la Religión católica será impartida por los profesores que la Iglesia otorgue la Missio y DEI, tal como se ha hecho hasta ahora. De esta forma, junto al principio de educación integral que sustenta la presencia de la Religión en la escuela, se añade el principio de que los padres y madres tienen el derecho a elegir la educación moral que desean para sus hijos. Dos derechos que quedarían recogidos en la nueva propuesta que en este momento el Ministerio estaría estudiando.

¿Cuál es la novedad de la propuesta?

La novedad más importante, según podemos analizar, es que al crearse un área común el primer nivel de concreción del currículo, el que marca los objetivos, deberá ser elaborada por el Gobierno y será común para todos los alumnos de las distintas modalidades. El siguiente nivel de concreción, la realización del currículo lo harían las confesiones religiosas, o el Estado para los que quieran una formación al margen del hecho religioso.

Así pues, por poner un ejemplo, el Gobierno puede plantear que se trabaje el cuidado de la Naturaleza, y desde el currículo de Religión católica se trabajaría desde la tradición bíblica -relato del Génesis- y del magisterio de la Iglesia ‘Laudato si’. O si se plantea la necesidad de cultivar la interioridad de la persona, nosotros lo haríamos explicando la persona como templo del Espíritu Santo, y el diálogo íntimo con Dios que se da en nuestro interior, y otros lo plantearán, quizás, con las técnicas de mindfulness.

¿Y esto no reduce el currículo de Religión y deja al margen aspectos esenciales? En principio no tiene por qué ser así. Al recogerse toda la persona y su formación integral, la totalidad de la vida cristiana tiene su encaje: la persona en todas sus dimensiones, la moral, la dimensión trascendente, las relaciones sociales, el compromiso, las distintas cosmovisiones, los fundamentos que lo sostienen… La diferencia con el currículo anterior, en caso de aprobarse, sería que ahora se partiría de la realidad de la persona, sus distintas dimensiones, y su proyecto madurativo a la hora de hacer la propuesta que el cristianismo hace al ser humano. Cristo, el Hijo del Padre, como modelo de hombre, al que todos estamos llamados, estaría en el centro del currículo,

Una apuesta propositiva

La CEE da un paso adelante y hace así una propuesta en clave propositiva, no quedándose simplemente en las razones jurídicas que justifican la presencia de la Religión en la escuela.

Y rompe el discurso del Gobierno de que ‘porque unos hagan Religión no se puede obligar a otros a hacer otra asignatura’. Elimina la disyuntiva de ‘Religión versus Alternativa’, que nunca ha estado bien resuelta. Y con ello también, claro está, el tema de la evaluación. No hay ninguna excusa ni para que no haya clase para todos, ni para que no sea evaluable.

A la vez es una propuesta que tiende puentes con el Gobierno, rescatando temas que son de interés en la educación de las personas y metodologías que están en la ley que se pueden incorporar en esta nueva asignatura, como los proyectos de educación y servicio, que se recogen en la LOMLOE y que los profesores de Religión venimos ya trabajando desde hace tiempo.

Está por ver la respuesta del Gobierno. En principio parece ser que la vieron con buenos ojos, pero habrá que esperar a evaluar los hechos. Y en este campo todavía no hemos visto nada, no se han pronunciado, y no hay muchas razones para hacerse falsas ilusiones. Estaremos atentos.

Sin duda hay que seguir trabajando, poniendo en valor la asignatura de Religión y su aportación a la educación de las nuevas generaciones.

Para más información: https://conferenciaepiscopal.es/presentacion-de-la-propuesta-de-la-cee-sobre-el-pacto-educativo/